El Primer Clic

Antes del primer clic, hubo silencio.Un silencio de siglos, habitado por pasos descalzos sobre la tierra, por miradas que intentaban comprender el fuego, por manos que moldeaban piedras para sobrevivir.El ser humano nació tocando el mundo, pero no sabiendo aún que un día lo tocaría sin tocarlo.

El clic fue la chispa que no encendió una hoguera, sino una era.No hubo testigos de su grandeza, solo un dedo tembloroso que se posó sobre una superficie fría, sin saber que ese instante cambiaría la naturaleza del pensamiento. El primer clic no fue un gesto técnico: fue un acto de fe.Fue creer que algo invisible respondería.

A partir de ese contacto, el mundo se volvió interactivo.El ser humano —ahora Appsapiens— descubrió que podía mover montañas con un dedo, que podía conocer el clima en otros planetas, que podía amar, borrar o crear con la misma facilidad con la que antes tallaba la piedra.El clic lo convirtió en un dios diminuto, encerrado en pantallas luminosas.

Pero con el poder vino la fragilidad.El nuevo homo digital ya no necesitaba recordar, solo acceder.Ya no observaba el cielo, lo consultaba.El conocimiento dejó de pesar en la mente y empezó a flotar en nubes invisibles.La curiosidad ancestral se transformó en notificación.El tiempo, en una barra de carga.

Aquel primer clic abrió una puerta que nadie ha cerrado desde entonces.Fue un pacto silencioso entre la carne y el código.Desde ese día, el pulgar humano —esa extensión que antes sujetaba lanzas— se volvió símbolo de aprobación, rechazo o deseo.El clic se convirtió en el nuevo latido de la especie.

Y aunque nadie lo admita, hay algo profundamente espiritual en ese gesto.Cada vez que tocamos una pantalla, repetimos el ritual primitivo del descubrimiento.Buscamos respuestas, validación, amor, dirección.No tocamos una máquina: nos tocamos a nosotros mismos reflejados en ella.

El Appsapiens nació así:no del barro, sino del brillo;no del trueno, sino del sonido seco de un clic.

Y desde entonces, el universo ya no se expande en silencio:se actualiza.