Capacitar para Sobrevivir
- ROSAS MOLINAS CARLOS RODOLFO
- 12 sept
- 1 Min. de lectura
Actualizado: 4 dic
Los problemas crecían más rápido que las soluciones. Lía sabía que la tecnología no podía repararse si la gente que la usaba seguía cometiendo los mismos errores. Terra tenía más de veinte mil empleados en 14 países, pero menos del 10% entendía realmente los sistemas con los que trabajaba.
Convocó a los directivos a una junta urgente.
—“Si queremos sobrevivir, necesitamos entrenamiento tecnológico obligatorio para toda la empresa. Desde operarios de campo hasta gerentes regionales.”
Las miradas fueron frías, casi hostiles.
—“Eso es demasiado costoso.”—“La productividad bajará.”—“La gente no cambiará sus rutinas.”—“No es el momento.”
Lía respiró hondo. Había esperado esas respuestas.Proyectó un video: drones chocando contra estructuras falsas, robots detenidos por errores humanos, cultivos automatizados destruidos por configuraciones mal hechas.
—“Esto ocurre porque nuestro personal no sabe interpretar alertas básicas. Estamos perdiendo millones… y pronto podríamos perderlo todo.”
El silencio se hizo pesado.
Finalmente, el director de operaciones habló:
—“Haz lo que creas necesario, pero no interrumpas la producción. No podemos permitirnos pausas.”
Era un desafío imposible, pero Lía sabía que no había opción. En 48 horas lanzó el programa “Uplink Humano”, la primera capacitación global integrada, diseñada para funcionar sin detener la operación. Módulos interactivos, simuladores, sesiones mixtas y entrenamientos de campo con RA.
No pasó mucho tiempo para notar resistencia. Algunos empleados se negaban a participar, otros se quejaban del tiempo adicional y un pequeño grupo parecía sabotear discretamente las sesiones.
Pero lo más preocupante ocurrió al revisar los reportes del programa:alguien estaba manipulando los resultados para que la capacitación pareciera un fracaso.
Alguien dentro quería mantener a Terra en la ignorancia.

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