El Rol del CIO en Tiempos de Tormenta

El primer día de Lía como CIO fue un choque frontal con la realidad. Terra lucía perfecta desde afuera: drones sobrevolando campos inteligentes, robots agrícolas cosechando de manera autónoma, fábricas conectadas en tiempo real con los centros de datos globales. Pero, tras recorrer los servidores centrales, supo que todo aquello estaba sostenido con hilos frágiles.

Los sistemas no se habían actualizado en casi cuatro años.Las bases de datos tenían errores ocultos.Había procesos duplicados, protocolos vencidos y filtraciones de información que nadie mencionaba.

Lo más inquietante era un conjunto de archivos marcados como “Clave 7–Interno”, todos protegidos con cifrado propietario que nadie en el departamento IT reconocía. Lía preguntó por ellos, pero el director de operaciones solo respondió:

—“Mejor no abras esas carpetas todavía. Enfócate en estabilizar lo urgente.”

Estaba acostumbrada a estructuras caóticas, pero esta era diferente. Aquí no se trataba de incompetencia: alguien había construido el caos con intención.

Durante una reunión con el consejo directivo, presentó su diagnóstico preliminar:

—“Si no intervenimos de inmediato, las plataformas críticas de la empresa colapsarán en cuestión de meses. Y nuestra expansión global quedará totalmente comprometida.”

El consejo se miró entre sí, desconcertado. Era evidente que preferían hablar de crecimiento, no de fallas.

—“Nos urge expandir a Asia y Norteamérica. Pon a los servidores en orden, pero no frenes los planes de expansión”— dijo el presidente del consejo.

Esa noche, sola en su oficina recién asignada, Lía abrió nuevamente la carpeta “Clave 7”. Algo en su intuición insistía. Dentro encontró líneas de código incompletas, registros de accesos sospechosos y anotaciones manuscritas escaneadas por alguien identificado solo como “F.R.”.

Por primera vez sintió una punzada de miedo profesional.

El rol de un CIO no es solo dirigir tecnología. Es anticipar tormentas.

Y la de Terra estaba apenas comenzando.